Entra en vigor la Constitución de las Islas Cook, que otorga a las Islas Cook un estatus de autogobierno dentro de Nueva Zelanda.

La política de las Islas Cook, un estado asociado, se desarrolla en el marco de una democracia representativa parlamentaria dentro de una monarquía constitucional. La Reina de Nueva Zelanda, representada en las Islas Cook por el Representante de la Reina, es la Jefa de Estado; el primer ministro es el jefe de gobierno y de un sistema multipartidista. Las islas se gobiernan a sí mismas en libre asociación con Nueva Zelanda y son totalmente responsables de los asuntos internos. Nueva Zelanda conserva parte de la responsabilidad de los asuntos externos, en consulta con las Islas Cook. En los últimos años, las Islas Cook han asumido más de sus propios asuntos externos; a partir de 2005, tiene relaciones diplomáticas en nombre propio con otros dieciocho países. El poder ejecutivo lo ejerce el gobierno, mientras que el poder legislativo recae tanto en el gobierno como en el parlamento de las islas. El poder judicial es independiente del ejecutivo y de las legislaturas.