Un terremoto de 6,6 en la escala de Richter golpea a El Salvador y deja al menos 400 muertos.
El terremoto de enero de 2001 en El Salvador golpeó a El Salvador el 13 de enero de 2001 a las 17:33:34 UTC. El sismo de 7,6 (más tarde estimado en 7,7 o 7,9) se produjo con epicentro a 60 millas (100 km) al SO de San Miguel, El Salvador (13,04°N 88,66°O) a una profundidad de 60 km. Al menos 944 personas murieron, 5.565 resultaron heridas, 108.261 casas destruidas -con otras 169.692 casas dañadas- y más de 150.000 edificios dañados en El Salvador. Cerca de 585 de las muertes fueron causadas por grandes deslizamientos de tierra en Santa Tecla y Comasagua. Como suele ser el caso después de los terremotos en El Salvador, los deslizamientos de tierra causaron daños significativos. La estimación del número de deslizamientos es difícil porque los escarpes individuales se unen. Se ha informado que el total llega a 16.000, aunque no está claro cómo se llegó a esta cifra. Se produjeron daños y heridos en todos los departamentos de El Salvador, particularmente en los departamentos de La Libertad y Usulután. Ocho personas fueron asesinadas en Guatemala. El temblor se sintió desde la Ciudad de México hasta Colombia. El 15 de enero se sintió una réplica de magnitud 5,7, un evento que no se informó ampliamente fuera del país hasta después de otro terremoto el 13 de febrero, que inicialmente fue evaluado por el USGS también en magnitud 5,7. Al 2 de febrero de 2001, más de 2.500 Las réplicas habían afectado a El Salvador, provocando daños adicionales y aterrorizando a los habitantes. El agua limpia y el saneamiento se convirtieron en un motivo de grave preocupación en muchas áreas debido a la destrucción por el terremoto de unos $7 millones en los sistemas de agua potable municipales, y decenas de miles de personas vivían a la intemperie a pesar de que se acercaba la temporada de lluvias (Invierno). Las organizaciones gubernamentales y de salud pública advirtieron sobre la posible propagación de la enfermedad a medida que personas desesperadas comenzaron a hurgar en las pilas de escombros, algunos con extremidades humanas amputadas, en busca de artículos que pudieran empeñar para comprar los alimentos necesarios y otros productos básicos.