Ferdinand André Fouqué, geólogo y académico francés (m. 1904)
Ferdinand André Fouqué (21 de junio de 1828 - 7 de marzo de 1904) fue un geólogo y petrólogo francés.
Nació en Mortain, en el departamento de Manche.
A la edad de veintiún años ingresó en la École Normale Supérieure de París, y de 1853 a 1858 ocupó el cargo de guardián de las colecciones científicas. En 1877 se convirtió en profesor de historia natural en la cátedra de geología del Collège de France, en París, sucediendo a Charles Sainte-Claire Deville. En 1881 Fouqué fue elegido miembro de la Academia de Ciencias. Como geólogo estratigráfico prestó mucha ayuda en el Servicio Geológico de Francia, pero con el tiempo prestó especial atención al estudio de los fenómenos volcánicos y los terremotos, a los minerales y rocas; y fue el primero en introducir métodos petrográficos modernos en Francia. También trabajó en análisis de gases volcánicos, utilizando los métodos de Robert Bunsen, en particular en la isla de Santorini (Grecia). Uno de sus alumnos destacados fue Alfred Lacroix, con quien estaba casada la hija de Fouqué. Sus estudios de las rocas eruptivas de Córcega, Santorini y otros lugares; Mención especial merecen sus investigaciones sobre la reproducción artificial de rocas eruptivas y su tratado sobre los caracteres ópticos de los feldespatos; pero quizás fue más conocido por el trabajo conjunto que llevó a cabo con su amigo Auguste Michel-Lévy. Sus principales publicaciones fueron: Santorin et ses éruptions (1879), Minéralogie micrographique : roches éruptives françaises (1879) y Synthèse des minéraux et des rocas (1882); las dos últimas obras escritas en colaboración con Auguste Michel-Lévy.
En 1885 editó el informe de la comisión francesa que investigó el terremoto de Andalucía del 25 de diciembre de 1884. Fouqué también destaca por sus excavaciones arqueológicas en la isla de Santorini.
... Diez años antes que Schliemann, en 1862, durante las excavaciones geológicas, en ese asombroso producto volcánico, la isla de Santorin (Thera), M. Fouqué había sacado a la luz toda una civilización enterrada bajo una capa de piedra pómez, debido a una erupción que se supone que ocurrió alrededor del año 2000 a. Encontró paredes revestidas de estuco, y pintadas con rayas y adornos florales, cerámica hecha a mano ya torno; en resumen, las reliquias de una civilización que ahora deberíamos llamar 'micénica'.