El terremoto de Vrancea de 1977 en el este y sur de Europa mata a más de 1.500 personas, principalmente en Bucarest, Rumania.
El terremoto de Vrancea de 1977 ocurrió el 4 de marzo de 1977 a las 21:22 hora local y se sintió en todos los Balcanes. Tuvo una magnitud de 7,5, lo que lo convirtió en el segundo terremoto más poderoso registrado en Rumania en el siglo XX, después del evento sísmico del 10 de noviembre de 1940. El hipocentro estaba situado en las montañas Vrancea, la parte sísmicamente más activa de Rumania, a una profundidad de 85,3 km. El terremoto mató a unas 1.578 personas (1.424 en Bucarest) en Rumania e hirió a más de 11.300. Entre las víctimas estaban el actor Toma Caragiu y los escritores A. E. Bakonsky, Alexandru Ivasiuc y Corneliu M. Popescu. El gobernante comunista Nicolae Ceaușescu suspendió su visita oficial a Nigeria y declaró el estado de emergencia.
Unos 32.900 edificios resultaron dañados o destruidos. Inmediatamente después del terremoto, 35.000 familias quedaron sin techo. Se cree que las pérdidas económicas alcanzaron los dos mil millones de dólares estadounidenses, aunque las autoridades no confirmaron la suma en ese momento. Nunca se publicó un informe detallado sobre la destrucción que causó el terremoto. La mayor parte del daño se concentró en la capital de Rumania, Bucarest, donde se derrumbaron unos 33 grandes edificios. La mayoría de esos edificios fueron construidos antes de la Segunda Guerra Mundial y no fueron reforzados. Después del terremoto, el gobierno rumano impuso estándares de construcción más estrictos y utilizó el terremoto como pretexto para iniciar la gran campaña de demoliciones en Bucarest en 1982, una campaña que duró hasta 1991.
En Bulgaria, el terremoto se conoce como terremoto de Vrancea o terremoto de Svishtov. Tres bloques de pisos en la ciudad búlgara de Svishtov (cerca de Zimnicea) se derrumbaron, matando a más de 100 personas. Muchos otros edificios resultaron dañados, incluida la Iglesia de la Santísima Trinidad. En la Moldavia soviética, el terremoto destruyó y dañó muchos edificios; en la capital, Chisináu, estalló el pánico.