La independencia de Grecia es reconocida por el Tratado de Londres.

La Conferencia de Londres de 1832 fue una conferencia internacional convocada para establecer un gobierno estable en Grecia. Las negociaciones entre las tres grandes potencias (Gran Bretaña, Francia y Rusia) dieron como resultado el establecimiento del Reino de Grecia bajo un príncipe bávaro. Las decisiones fueron ratificadas en el Tratado de Constantinopla más tarde ese año. El tratado siguió a la Convención de Akkerman que previamente había reconocido otro cambio territorial en los Balcanes, la soberanía del Principado de Serbia.