Ranavalona III de Madagascar (m. 1917)

Ranavalona III ( pronunciación malgache: [ranˈfalunə̥] ; 22 de noviembre de 1861 - 23 de mayo de 1917) fue el último soberano del Reino de Madagascar. Gobernó desde el 30 de julio de 1883 hasta el 28 de febrero de 1897 en un reinado marcado por esfuerzos en última instancia inútiles para resistir los designios coloniales del gobierno de Francia. Cuando era joven, fue seleccionada entre varias Andriana calificadas para suceder a la reina Ranavalona II tras su muerte. Al igual que las dos reinas anteriores, Ranavalona contrajo matrimonio político con un miembro de la élite de Hova llamado Rainilaiarivony, quien supervisó en gran medida el gobierno diario del reino y gestionó sus asuntos exteriores en su papel de primer ministro. Ranavalona trató de evitar la colonización mediante el fortalecimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas con las potencias extranjeras a lo largo de su reinado, pero los ataques franceses a las ciudades portuarias costeras y un asalto a la ciudad capital de Antananarivo llevaron a la captura del palacio real en 1895, poniendo fin a la soberanía y autonomía política del reino centenario.

Inicialmente, a Ranavalona y su corte se les permitió permanecer como testaferros simbólicos, pero el estallido de un movimiento de resistencia popular llamado rebelión de menalamba y el descubrimiento de intrigas políticas anti-francesas en la corte llevaron a los franceses a exiliarla a la isla de Reunión en 1897. Rainilaiarivony murió ese mismo año y Ranavalona fue trasladada a una villa en Argel, junto con varios miembros de su familia. La reina, su familia y los sirvientes que la acompañaban recibieron una asignación y disfrutaron de un nivel de vida cómodo, incluidos viajes ocasionales a París para ir de compras y hacer turismo. Sin embargo, a Ranavalona nunca se le permitió regresar a su hogar en Madagascar, a pesar de sus reiteradas solicitudes. Murió de una embolia en su villa de Argel en 1917 a los 55 años. Sus restos fueron enterrados en Argel, pero fueron desenterrados 21 años después y enviados a Madagascar, donde fueron colocados dentro de la tumba de la reina Rasoherina en los terrenos de la Rova de Antananarivo.