Felipe IV de Francia (n. 1268)
Felipe IV (abril-junio de 1268 - 29 de noviembre de 1314), llamado Felipe el Hermoso (en francés: Philippe le Bel), fue rey de Francia desde 1285 hasta 1314. En virtud de su matrimonio con Juana I de Navarra, también fue rey de Navarra como Felipe I de 1284 a 1305, además de Conde de Champaña. Aunque se sabía que Philip era guapo, de ahí el epíteto le Bel, su personalidad rígida, autocrática, imponente e inflexible le valió (tanto de amigos como de enemigos) otros apodos, como el Rey de Hierro (en francés: le Roi de fer). Su feroz oponente Bernard Saisset, obispo de Pamiers, dijo de él: "No es ni hombre ni bestia. Es una estatua". Felipe, buscando reducir la riqueza y el poder de la nobleza y el clero, se basó en cambio en hábiles funcionarios públicos, como Guillaume de Nogaret y Enguerrand de Marigny, para gobernar el reino. El rey, que buscaba una monarquía indiscutible, obligó a sus advenedizos vasallos mediante guerras y restringió sus privilegios feudales, allanando el camino para la transformación de Francia de un país feudal a un estado centralizado de principios de la Edad Moderna. A nivel internacional, las ambiciones de Felipe lo hicieron muy influyente en los asuntos europeos, y durante gran parte de su reinado buscó colocar a sus parientes en tronos extranjeros. Los príncipes de su casa gobernaron en Hungría, y él intentó y fracasó en convertir a otro pariente en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Los conflictos más notables del reinado de Felipe incluyen una disputa con los ingleses por los feudos del rey Eduardo I en el suroeste de Francia y una guerra con los flamencos, que se habían rebelado contra la autoridad real francesa y humillaron a Felipe en la Batalla de las Espuelas Doradas en 1302. La guerra con los flamencos resultó en la victoria final de Felipe, después de lo cual recibió una parte significativa de las ciudades flamencas, que se agregaron a las tierras de la corona junto con una gran suma de dinero. A nivel nacional, su reinado estuvo marcado por luchas con los judíos y los Caballeros Templarios. Muy endeudado con ambos grupos, Philip los vio como un "estado dentro del estado" y una amenaza recurrente para el poder real. En 1306, Felipe expulsó a los judíos de Francia, seguido de la destrucción total de los Caballeros Templarios al año siguiente, en 1307. Para fortalecer aún más la monarquía, Felipe trató de tomar el control del clero francés, lo que provocó un violento conflicto con el Papa Bonifacio VIII. Este conflicto resultó en el traslado de la corte papal al enclave de Avignon en 1309.
Su último año vio un escándalo entre la familia real, conocido como el asunto Tour de Nesle, en el que las tres nueras de Felipe fueron acusadas de adulterio. Sus tres hijos fueron sucesivamente reyes de Francia: Luis X, Felipe V y Carlos IV. Sus rápidas muertes sucesivas sin hijos propios sobrevivientes comprometerían el futuro de la casa real francesa, que hasta entonces parecía segura, precipitando una crisis de sucesión que eventualmente conduciría a la Guerra de los Cien Años (1337-1453).