El incendio de Windscale en Cumbria, Reino Unido, es el primer gran accidente nuclear del mundo.

El incendio de Windscale del 10 de octubre de 1957 fue el peor accidente nuclear en la historia del Reino Unido y uno de los peores del mundo, clasificado en gravedad en el nivel 5 de un posible 7 en la Escala Internacional de Eventos Nucleares. El incendio tuvo lugar en la Unidad 1 de la instalación Windscale de dos pilotes en la costa noroeste de Inglaterra en Cumberland (ahora Sellafield, Cumbria). Los dos reactores moderados por grafito, denominados en ese momento "pilas", se habían construido como parte del proyecto de bomba atómica británico de la posguerra. Windscale Pile No. 1 estuvo operativo en octubre de 1950, seguido por Pile No. 2 en junio de 1951. El fuego ardió durante tres días y liberó lluvia radiactiva que se extendió por el Reino Unido y el resto de Europa. El isótopo radiactivo yodo-131, que puede provocar cáncer de tiroides, fue motivo de especial preocupación en ese momento. Desde entonces ha salido a la luz que también se liberaron cantidades pequeñas pero significativas del altamente peligroso isótopo radiactivo polonio-210. Se estima que la fuga de radiación puede haber causado 240 casos de cáncer adicionales, de los cuales 100 a 240 fueron fatales. En el momento del incidente, nadie fue evacuado del área circundante, pero la leche de unos 500 kilómetros cuadrados mi) del campo cercano se diluyó y destruyó durante aproximadamente un mes debido a preocupaciones sobre su exposición a la radiación. El gobierno del Reino Unido minimizó los eventos en ese momento y los informes sobre el incendio estuvieron sujetos a una fuerte censura, ya que el primer ministro Harold Macmillan temía que el incidente dañaría las relaciones nucleares británico-estadounidenses. El evento no fue un incidente aislado; hubo una serie de descargas radiactivas de las pilas en los años previos al accidente. En la primavera de 1957, solo unos meses antes del incendio, se produjo una fuga de material radiactivo en la que se liberaron isótopos de estroncio-90 al medio ambiente. Al igual que el incendio posterior, este incidente también fue encubierto por el gobierno británico. Estudios posteriores sobre la liberación de material radiactivo debido al incendio de Windscale revelaron que gran parte de la contaminación se debió a dichas fugas de radiación antes del incendio. Un estudio de 2010 de los trabajadores involucrados en la limpieza del accidente no encontró efectos significativos a largo plazo su participación.