Conflicto del gas boliviano: el presidente boliviano, Gonzalo Sánchez de Lozada, se ve obligado a renunciar y abandonar Bolivia.
El conflicto del gas boliviano fue un enfrentamiento social en Bolivia que alcanzó su punto máximo en 2003, centrado en la explotación de las vastas reservas de gas natural del país. La expresión puede extenderse para referirse al conflicto general en Bolivia por la explotación de los recursos gasíferos, incluyendo así las protestas de 2005 y la elección de Evo Morales como presidente. Antes de estas protestas, Bolivia había visto una serie de protestas anteriores similares durante las protestas de Cochabamba de 2000, que estaban en contra de la privatización del suministro de agua municipal.
El conflicto tuvo sus raíces en agravios por las políticas económicas del gobierno con respecto al gas natural, así como por las políticas de erradicación de la coca, la corrupción y las violentas respuestas militares a las huelgas. A mayor escala, se puede rastrear hasta la colonización de Bolivia desde el siglo XV y la subsiguiente explotación de sus recursos naturales (por ejemplo, las minas de Potosí).
La "guerra boliviana del gas" llegó así a un punto crítico en octubre de 2003, lo que llevó a la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (alias "Goni"). Huelgas y cortes de ruta organizados por grupos indígenas y laborales (incluido el sindicato COB) paralizaron el país. La represión violenta por parte de las fuerzas armadas bolivianas dejó unas 60 personas muertas en octubre de 2003, en su mayoría habitantes de El Alto, ubicado en el Altiplano sobre la ciudad capital de La Paz.
La coalición gobernante se desintegró obligando a Goni a renunciar y abandonar el país el 18 de octubre de 2003. Le sucedió el vicepresidente Carlos Mesa, quien sometió el tema del gas a referéndum el 18 de julio de 2004. En mayo de 2005, bajo presión de manifestantes, el congreso boliviano promulgó una nueva ley de hidrocarburos, aumentando las regalías del estado por la explotación del gas natural. Sin embargo, los manifestantes, entre los que se encontraban Evo Morales y Felipe Quispe, exigieron la nacionalización total de los recursos de hidrocarburos y una mayor participación de la mayoría indígena de Bolivia, compuesta principalmente por aymaras y quechuas, en la vida política del país. El 6 de junio de 2005, Mesa se vio obligado a renunciar cuando decenas de miles de manifestantes provocaron bloqueos diarios a La Paz desde el resto del país. La elección de Morales a finales de 2005 fue recibida con entusiasmo por los movimientos sociales, porque era, como líder del MAS de izquierda, uno de los más acérrimos opositores a la exportación del gas sin la correspondiente industrialización en Bolivia. El 1 de mayo de 2006, el presidente Morales firmó un decreto declarando que se nacionalizarían todas las reservas de gas: "el Estado recupera la propiedad, posesión y control total y absoluto" de los hidrocarburos. El anuncio de 2006 fue recibido con aplausos en la plaza principal de La Paz, donde el vicepresidente Álvaro García dijo a la multitud que los ingresos del gobierno relacionados con la energía aumentarían de US$320 millones a US$780 millones en 2007, continuando una tendencia en la que los ingresos se habían multiplicado casi por seis entre 2002 y 2006.