Cuarenta y dos muertos y 33 desaparecidos en el ataque aéreo al hospital de Kunduz operado por Médicos Sin Fronteras.

El 3 de octubre de 2015, un avión de combate AC-130U de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos atacó el Kunduz Trauma Center operado por Médicos Sin Fronteras (MSF, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Kunduz, en la provincia del mismo nombre en el norte de Afganistán. 42 personas murieron y más de 30 resultaron heridas.

Médicos Sin Fronteras condenó el incidente, calificándolo de violación deliberada del derecho internacional humanitario y crimen de guerra. Afirmó además que todas las partes en conflicto habían sido notificadas sobre el hospital y sus operaciones con mucha anticipación. El ejército de los Estados Unidos dijo inicialmente que el ataque aéreo se llevó a cabo para defender a las fuerzas estadounidenses en el terreno. Más tarde, el comandante de Estados Unidos en Afganistán, el general John F. Campbell, dijo que el ataque aéreo fue solicitado por las fuerzas afganas que habían sido atacadas por los talibanes. Campbell dijo que el ataque fue "un error" y que "nunca atacaríamos intencionalmente una instalación médica protegida". Campbell dijo que el ataque aéreo fue una decisión estadounidense, hecha en la cadena de mando estadounidense. El informe USCENTCOM 15-6 indicó que la propia falta de orientación estratégica del General Campbell y la difusión de ciertas Reglas de enfrentamiento fueron los principales factores que contribuyeron a la falla de mando y control antes del ataque aéreo. Fuentes anónimas alegaron que las grabaciones de la cabina mostraban que la tripulación del AC-130 cuestionó la legalidad del ataque. El 7 de octubre de 2015, el presidente Barack Obama emitió una disculpa y anunció que Estados Unidos haría pagos de condolencia de $ 6,000 a las familias de los muertos en el ataque aéreo. La OTAN, un grupo conjunto estadounidense-afgano y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos llevaron a cabo tres investigaciones del incidente. El Departamento de Defensa publicó sus conclusiones el 29 de abril de 2016. MSF ha pedido una investigación internacional e independiente, diciendo que las fuerzas armadas que llevaron a cabo el ataque aéreo no pueden realizar una investigación imparcial de sus propias acciones.