Los Reyes Católicos fueron la reina Isabel I de Castilla y el rey Fernando II de Aragón, cuyo matrimonio y gobierno conjunto marcaron la unificación de facto de España. Ambos eran de la Casa de Trastámara y eran primos segundos, siendo ambos descendientes de Juan I de Castilla; para eliminar el obstáculo que esta consanguinidad habría planteado de otro modo para su matrimonio según el derecho canónico, Sixto IV les otorgó una dispensa papal. Se casaron el 19 de octubre de 1469 en la ciudad de Valladolid; Isabella tenía dieciocho años y Ferdinand un año menos. En general, la mayoría de los estudiosos acepta que la unificación de España se remonta esencialmente al matrimonio de Fernando e Isabel.
España se formó como una unión dinástica de dos coronas en lugar de un estado unitario, ya que Castilla y Aragón permanecieron como reinos separados hasta los decretos de Nueva Planta de 1707-1716. La corte de Fernando e Isabel estaba en constante movimiento para reforzar el apoyo local a la corona de los señores feudales locales. El título de "Rey y Reina católicos" fue otorgado oficialmente a Fernando e Isabel por el Papa Alejandro VI en 1494, en reconocimiento a su defensa de la fe católica dentro de sus reinos.