Giovanni Buonaventura Viviani, violinista y compositor italiano (m. 1693)
Giovanni Buonaventura Viviani (15 de julio de 1638 Florencia - alrededor de 1693 Pistoia) fue un compositor y violinista italiano. Trabajó en la corte de Innsbruck como violinista al menos entre 1656 y 1660. Entre 1672 y 1676 fue director de música de la corte en Innsbruck, que, tras la extinción de los Habsburgo tiroleses, había quedado bajo el control del emperador. Aunque en publicaciones de 1678 Viviani todavía se describía a sí mismo en este puesto, parece más probable que estuviera en Venecia trabajando en su arreglo del Scipione affricano de Francesco Cavalli y su propia ópera Astiage, ambas representadas en Venecia ese año. También ese año, Viviani dirigió un oratorio en el Oratorio di San Marcello de Roma con Arcangelo Corelli y Bernardo Pasquini. Probablemente fue elevado a la nobleza en el mismo año, ya que posteriormente se autodenominó “Nobile del Sacro Romano Imperio”. Entre 1678 y 1679 y 1681 y 1682 estuvo en Nápoles como director de una compañía de cantantes de ópera, y mientras estuvo allí interpretó algunas de sus propias óperas y oratorios. En 1686 fue maestro di cappella del Príncipe de Bisignano. Desde enero de 1687 hasta diciembre de 1692 fue maestro di cappella de la Catedral de Pistoia.
Como compositor, Viviani es conocido principalmente por sus óperas y cantatas solistas que siguen el estilo de Antonio Cesti. Se especula que Viviani estudió con Cesti durante sus años en Innsbruck, lo que explica las similitudes de estilo entre los dos compositores; en cualquier caso, ciertamente conocía el trabajo de Cesti. Sus obras instrumentales son predominantemente de estilo italiano, aunque también se reconocen influencias del sur de Alemania y Austria. De particular interés son los recitativos instrumentales de la Sinfonia cantabile en su op. 4, que está escrito a imitación de una cantata solista; también hay dos sonatas en op. 4 para trompeta y continuo. Los Solfeggiamenti, piezas vocales sin texto destinadas a la enseñanza, son ejemplos inusuales de este género por la cantidad de sus movimientos y su excepcional duración. Sus otras composiciones incluyen dos sonatas para trompeta y órgano, dos sonatas para trompeta solista, sonatas para violín y bajo continuo, y varios Capriccios.