Roberto II, rey de Francia (m. 1031)
Roberto II (c. 972 - 20 de julio de 1031), llamado el Piadoso (en francés: le Pieux) o el Sabio (en francés: le Sage), fue rey de los francos desde 996 hasta 1031, el segundo de la dinastía de los Capetos.
Coronado Rey Junior en 987, ayudó a su padre en asuntos militares (especialmente durante los dos sitios de Laon, en 988 y 991). Su sólida formación, impartida por Gerberto de Aurillac (futuro Papa Silvestre II) en Reims, le permitió tratar cuestiones religiosas de las que pronto se convirtió en garante (presidió el Concilio de Saint-Basle de Verzy en 991 y el de Chelles en 994). Continuando con la labor política de su padre, tras convertirse en único gobernante en 996, logró mantener la alianza con el Ducado de Normandía y el Condado de Anjou y así pudo contener las ambiciones del Conde Odo II de Blois.
Roberto II se distinguió con un reinado extraordinariamente largo para la época. Su reinado de 35 años estuvo marcado por sus intentos de expandir el dominio real por cualquier medio, especialmente por su larga lucha para ganar el Ducado de Borgoña (que terminó en 1014 con su victoria) después de la muerte en 1002 sin descendencia masculina de su tío paterno, el duque Enrique I, después de una guerra contra Otto-William de Ivrea, hijastro de Enrique I y adoptado por él como su heredero. Sus políticas le ganaron muchos enemigos, incluidos tres de sus hijos.
Los reveses maritales de Roberto II (se casó tres veces, anulando dos de ellas e intentando anular la tercera, impedido sólo por la negativa del Papa a aceptar una tercera nulidad), extrañamente contrastaban con el aura piadosa, rayana en la santidad, que su el biógrafo Helgaud de Fleury estaba dispuesto a prestarlo en su obra "Vida del rey Roberto el Piadoso" (Epitoma vitæ regis Roberti pii). Su vida se presentó entonces como modelo a seguir, hecha de innumerables donaciones piadosas a diversas instituciones religiosas, de caridad hacia los pobres y, sobre todo, de gestos considerados sagrados, como la curación de ciertos leprosos. Roberto II fue el primer soberano considerado un "trabajador de milagros". El final de su reinado reveló la relativa debilidad del soberano, que tuvo que hacer frente a la revuelta de su tercera esposa Constanza y luego de sus propios hijos (Henri y Robert) entre 1025 y 1031.