Domiciano (en latín: Domiciano; 24 de octubre de 51 - 18 de septiembre de 96) fue un emperador romano que reinó del 81 al 96. Hijo de Vespasiano y hermano menor de Tito, sus dos predecesores en el trono, fue el último miembro de la dinastía Flavia. Descrito como "un autócrata despiadado pero eficiente", su estilo autoritario de gobernar lo puso en desacuerdo con el Senado, cuyos poderes restringió drásticamente.
Domiciano tuvo un papel menor y en gran parte ceremonial durante los reinados de su padre y su hermano. Tras la muerte de su hermano, Domiciano fue declarado emperador por la Guardia Pretoriana. Su reinado de 15 años fue el más largo desde el de Tiberio. Como emperador, Domiciano fortaleció la economía al revaluar la moneda romana, amplió las defensas fronterizas del imperio e inició un programa de construcción masiva para restaurar la dañada ciudad de Roma. Se libraron guerras importantes en Britania, donde su general Agrícola intentó conquistar Caledonia (Escocia), y en Dacia, donde Domiciano no pudo conseguir una victoria decisiva contra el rey Decébalo. El gobierno de Domiciano exhibió fuertes características autoritarias. La propaganda religiosa, militar y cultural fomentó un culto a la personalidad y, al autonombrarse censor perpetuo, buscó controlar la moral pública y privada.
Como consecuencia, Domiciano era popular entre el pueblo y el ejército, pero los miembros del Senado romano lo consideraban un tirano. El reinado de Domiciano llegó a su fin en el 96 cuando fue asesinado por funcionarios de la corte. Le sucedió el mismo día su consejero Nerva. Después de su muerte, la memoria de Domiciano fue condenada al olvido por el Senado, mientras que autores senatoriales y ecuestres como Tácito, Plinio el Joven y Suetonio propagaron la visión de Domiciano como un tirano cruel y paranoico. En cambio, los revisionistas modernos han caracterizado a Domiciano como un autócrata despiadado pero eficiente cuyos programas culturales, económicos y políticos sentaron las bases del pacífico segundo siglo.