Robert Hallam, obispo católico inglés
Robert Hallam (también conocido como Alum o Halam; fallecido el 4 de septiembre de 1417) fue un eclesiástico inglés, obispo de Salisbury y representante inglés en el Concilio de Constanza. Fue canciller de la Universidad de Oxford de 1403 a 1405. Hallam era originario de Cheshire, en el norte de Inglaterra, y se educó en la Universidad de Oxford. Como canciller, él, los supervisores y todos los demás en la universidad fueron indultados por el rey Enrique IV. Al dejar la cancillería, fue nombrado en mayo de 1406 por el papa Inocencio VII como arzobispo de York, pero el nombramiento fue vetado por el rey Enrique IV ese mismo año. Sin embargo, en 1407 fue consagrado por el Papa Gregorio XII en Siena como obispo de Salisbury. Como obispo, Hallam apoyó varias iglesias y santuarios en su diócesis con concesiones de indulgencias episcopales. En el Concilio de Pisa en 1409, Hallam fue uno de los representantes ingleses. El 6 de junio de 1411, el antipapa Juan XXIII (Baldassare Cardinal Cossa) pretendió convertir a Hallam en pseudocardenal, pero este título no fue reconocido.
En el Concilio de Constanza, en noviembre de 1414, Hallam fue el principal enviado inglés. Allí tomó una posición destacada, como defensor de la reforma de la Iglesia y de la superioridad del concilio sobre el papa. Desempeñó un papel destacado en las discusiones que llevaron a la destitución del antipapa Juan XXIII el 29 de mayo de 1415, pero se preocupó menos por los juicios de Jan Hus y Jerónimo de Praga. Segismundo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, por cuya influencia se había reunido el consejo, estuvo ausente durante todo 1416 en una misión diplomática en Francia e Inglaterra; pero cuando regresó a Constanza en enero de 1417, como aliado abierto del rey inglés, Hallam, como representante de confianza de Enrique V, obtuvo una mayor importancia y se las arregló para enfatizar el prestigio inglés al dar la bienvenida a Segismundo. Posteriormente, bajo la dirección de Enrique, apoyó al emperador en la búsqueda de una reforma de la Iglesia, antes de que el concilio procediera a la elección de un nuevo Papa. Este asunto aún no estaba decidido cuando Hallam murió repentinamente el 4 de septiembre de 1417. Sus albaceas fueron los Maestros Richard Hallum, John Fyton, John Hikke, con William Clynt, Thomas Hallum, Thomas Faukys, secretario y Humfrey Rodeley. Después de la muerte de Hallam, los cardenales pudieron asegurar la elección inmediata de un nuevo Papa, Martín V, que fue elegido el 11 de noviembre: se ha dicho que el abandono de los reformadores por parte de los ingleses se debió enteramente a la muerte de Hallam; pero es más probable que Enrique V, previendo la posible necesidad de un cambio de frente, le hubiera dado a Hallam poderes discrecionales que utilizaron los sucesores del obispo. El propio Hallam tenía la confianza de Segismundo y era generalmente respetado por su absoluta independencia. Fue enterrado en la Catedral de Constanza, donde su tumba cerca del altar mayor está marcada con un latón de mano de obra inglesa.